La atrofia muscular en un entrenamiento mal planificado

Un deportista es una persona que está expuesta a una serie de riesgos por, el simple hecho, de practicar deporte. No necesariamente porque se lesione, sino porque el cuerpo se usa y, como cualquier herramienta, puede llegar a descargarte, lo que conlleva a ciertas cosas más peligrosas, sobre todo si hablamos del cuerpo humano.

Por lo tanto, hoy vamos a explicaros todo lo que necesitáis saber sobre un fisioterapeuta deportivo para que, si eres de esos que se levanta cada mañana para salir a correr o para ir al gimnasio, o si eres un deportista en el ámbito laboral, estés al tanto de todo cuanto necesitas para recuperarte.

 

Los deportistas puedes hacerse mucho daño sin necesidad de sufrir un accidente

Muchos no saben que, cuando una persona se mueve mucho, corre, salta, escala, nada, y las cientos de variantes que se te ocurran, el cuerpo puede dar de sí tras un tiempo prolongado. Sí, has leído bien: “dar de sí”.

¿Qué significa esto? Te explico mi propio caso.

Yo soy una persona muy polifacética que ha hecho (y hace) de todo. He sido profesora de clases particulares, educadora infantil, escritora, correctora, redactora de artículos web… Pero, antes de todo eso tenía un sueño muy marcado que me ha acompañado durante toda mi vida: ser policía nacional para atrapar al malo y salvar al indefenso. Soy así de soñadora, qué se le va a hacer.

La cuestión es que, estas oposiciones, son muy duras, y requieren de un entrenamiento muy largo e intenso para convertirte en parte del CNP.

Bueno, cuando decidí que sería ser policía, me apunté a la academia y empezaron los entrenamientos. Yo estaba muy entusiasmada, porque siempre había sido mi mayor sueño… y empecé a darlo realmente todo en los entrenamientos de nuestro entrenador. Salía a la pista a dar vueltas a toda velocidad, me colgaba de la barra, hacía sentadillas rusas, flexiones… todo lo que hiciese necesario para fortalecer y preparar mi cuerpo para lo que estaba por venir. Y ese fue mi mayor error, porque, antes de eso, yo no había hecho un deporte tan intenso (sí había hecho deporte, pero a tan alta intensidad).

Aquí, empezaron mis lesiones… pero no por accidentes, sino por desgaste muscular, óseo y de tendones. Me empecé a casi romper el tendón del hombro, empezó a dolerme a diario las rodillas, empecé a dar menos de sí en los entrenamientos… y yo no entendía por qué, porque no había sufrido ningún accidente en los entrenamientos.

Y, a raíz de ahí, tuve que empezar a ir a un fisioterapéutica deportivo para que me explicase, un poco, qué me había pasado.

 

Y mi problema fue ese, precisamente: atrofia muscular y en los tendones

Hablemos un poco con tecnicismos. Cito textualmente: “La atrofia muscular es un trastorno en el que se produce el desgaste o la pérdida del tejido muscular; disminuye el tamaño del músculo y provocando que éste vaya perdiendo fuerza”.

Todos nosotros sabemos de sobra que nuestro cuerpo está enteramente formado por huesos, músculos y tejidos blandos (piel, tendones, etc.), que sirven para que podamos movernos, saltar, correr, y hacer todo lo que quedamos con él. Esa es la magia del cuerpo humano, que es perfecto para realizar cualquier tipo de actividad. Pero, si no se trata de la forma correcta, empiezan a suceder cosas en él que, en un largo tiempo, no podría tener remedio… como es el caso de la atrofia muscular y en los tendones.

 

Vamos a analizar lo que acabamos de leer

Cuando nosotros realizamos un ejercicio físico, empleamos todo nuestro cuerpo, no solo los músculos. Un levantador de pesas no solo usa el bíceps y su tronco, sino que usa sus huesos y los tendones. Un corredor no solo usa sus piernas, usa todo su cuerpo, sus músculos, sus huesos… porque el cuerpo es una herramienta conjunta, no independiente, que trabaja todos los niveles por igual.

Pero, para que trabaje, ha de tener un entrenamiento básico y previo. Míralo de esta forma: ¿tú pondrías a una persona que jamás ha entrenado a levantar pesas de 100 kilos? ¿Pondrías a una persona que jamás ha corrido a hacer una maratón de 40 km? Todos sabemos que no, pero… ¿por qué?

Aparte de que no está capacitado ni en resistencia ni en fuerza (cosa que es más que evidente), sus tendones, sus músculos y sus huesos tampoco están preparados para ello.

Vamos a explicártelo con un ejemplo: un tendón es una cuerda, y es lo que une al músculo y al hueso. Cuando tú levantas una pesa, flexionas tu bíceps… y, además, el tendón del bíceps, para que tu brazo pueda hacer el movimiento completo que le estás ordenando realizar. Pero… ¿qué crees que pasaría cuando coges una cuerda que jamás ha levantado 10 kilos y, de repente, la pones día tras día a levantar una mancuerna? Evidentemente, ese tendón NO está preparado para ese ejercicio y podría, incluso, llegar a romperse. No por un accidente, sino porque le has obligado a trabajar a una potencia que jamás había empleado y su tendón no estaba fortalecido para soportarlo. Y esto es, exactamente, lo que me pasó a mí en mi hombro: a base de colgarme en una barra (cosa que jamás había hecho), hice que los tendones de mis hombros pasasen de no hacer nada, a soportar, cada dos o tres días, casi 80 kilos de peso.

Eso es una brutalidad. Y, en consecuencia, casi me rompí el tendón.

 

¿Y la rodilla?

¿Sabes que la rodilla está formada por huesos… y por cartílagos? El cartílago es, cito textualmente, “un tejido blando y resbaladizo que cubre, amortigua y protege la articulación. Evita que los huesos tengan una fricción excesiva entre sí: los meniscos también forman parte de este cartílago y también pueden sufrir desgaste”.

Entonces, ¿por qué me empezó a doler la rodilla? Es muy simple: el cartílago protector de la rodilla empezó a desgastarse… y, en consecuencia, ya no realizaba la labor correcta que tenía que tener porque no tenía los recursos necesarios para ello.

No soy una persona sedentaria, siempre he andado, he hecho rutas en montañas, he dado trotes… pero pasé de eso a correr cada dos o tres días a alta intensidad, en etapas cortas y potentes, que hicieron que los cartílagos de las rodillas cedieran y me provocasen un dolor de rodilla.

¿Y sabes qué es lo malo? Que una lesión en un cartílago se puede recuperar e, incluso, operar… pero, cuando un cartílago desaparece, no reaparece por arte de maga. Lo has perdido. Y esto es lo que empieza a originar en una persona la artrosis. Y, si pierdes el cartílago por completo, es imposible que esto pueda dar marcha atrás.

En el Ballet y en cualquier tipo de baile pasa exactamente lo mismo. Los bailarines profesionales son personas que se dedican expresamente a usar su cuerpo para deleitarnos con la mirada y, si no están lo suficientemente entrenados, pueden lesionarse. Así pues, un buen entrenamiento previo es lo que nuestro cuerpo necesita.

 

¿Qué es lo mejor?

Que uses la cabeza.

Cuando una persona se motiva y empieza a hacer deporte, puede hacerlo de dos formas. SOLO de dos formas: puede tener tanto entusiasmo que, en un solo día, haga todo lo que no ha hecho en treinta años… o que haga algo liviano el primer día y que no vuelva a entrenar hasta dentro de otros treinta años.

¿Has pensado en algo intermedio y gradual, que es lo que se supone que se debe hacer? Vamos a pasar toda nuestra vida con nuestro cuerpo, y, cuanto más sano lo mantengamos, mejor vamos a llegar al final de nuestra vida. Porque yo no sé tú, pero yo prefiero llegar con los menos dolores posibles y lo más sana que pueda.

Por lo tanto, te aconsejo que hagas un entrenamiento de forma gradual. Esto quiere decir que empieces poco a poco para no lesionarte, para acostumbrar a tus músculos y a tus tendones a trabajar y que no tengan que sobresforzarse para hacerlo.

Si nunca has hecho ejercicio, lo primero que te aconsejo es que acudas a una persona que entiende del tema, para que te oriente y te diga qué pautas has de seguir.

 

Me he lesionado. ¿Ahora qué?

Tranquilo, no entres en pánico. Si, a pesar de todo, has dado más de lo que deberías y has caído en este tipo de lesiones… no está todo perdido.

Es hora de acudir a un fisioterapeuta deportivo. ¿Y eso qué es, te preguntarás?

La fisioterapia en sí es aquella ciencia que va a encargarse de utilizar todos los medios y recursos disponibles a su alcance (calor, frío, ejercicios específicos, tratamientos…) para que un cuerpo lesionado pueda volver a restaurar todas sus funciones con normalidad. Existen muchas, muchas ramas (tercera edad, traumatología, reumatología, neurología, pediatría, sistema cardiorrespiratorio…), pero todas ellas buscan LO MISMO: la mejora de la estructura y función del cuerpo humano.

En el caso de la fisioterapia deportiva, es la rama dedicada expresamente en lesiones deportivas, por lo que sus profesionales van a estar muy centrados en la medicina deportiva, que es muy concreta. Y, por lo tanto, las rehabilitaciones, recursos y métodos que usen siempre van a ir orientados a la recuperación para la vuelta al deporte.

Iván Bragado aconseja a cualquier deportista que empiece a sentir una molestia a no esperar más tiempo del necesario: cuanto más tiempo pase desde el inicio de la lesión hasta su tratamiento, más difícil podría ser la recuperación.

Y es así. En mi caso, mi fisioterapeuta deportivo me dijo que, si hubiese acudido a él mucho antes, no habría perdido tanto cartílago en la rodilla y mi vida ahora sería mucho más diferente (por lo menos, con menos dolores).

Así pues, si eres deportista (o quieres empezar a serlo), te aconsejamos dos cosas:

  • Entrena con cabeza, según tus capacidades…
  • … y, si es necesario, consulta a un profesional deportivo a la menor brevedad posible para no incurrir en lesiones que no puedan tratarse en un futuro.

Más articulos

Scroll al inicio