La financiación se puede convertir en un importante escollo para el creador audiovisual, aunque se trate de realizar un cortometraje. Y es que hacer cine siempre cuesta dinero, más o menos, en función de la naturaleza del proyecto cinematográfico. En última instancia dependerá también de lo que estamos dispuestos a gastar o de lo que podamos reunir. Aquí entra en juego también nuestra capacidad para conseguir dinero de donde sea.
Se considera cortometraje el relato audiovisual que dura menos de 60 minutos. La duración más habitual de estas producciones es de unos 20 minutos, pero si somos principiantes, lo más prudente es no pasar de los 10 minutos. Para rodar necesitaremos los medios habituales de producción, como la cámara, la sala de edición y sonorización, y equipo de iluminación, a lo que hay que sumar los actores, los colaboradores, el atrezo (objetos y enseres que aparecen en la película), etc.
Si no disponemos de cámara propia, siempre cabe la posibilidad de que conozcamos alguien que nos la pueda prestar. También podemos recurrir a alguna institución pública, como los centros culturales municipales y las universidades. Existen agencias de localizaciones como Discovery que proporcionan localizaciones para rodajes. Para el mobiliario se puede recurrir a tiendas de muebles.
Las principales vías de financiación de un cortometraje son:
- Subvenciones públicas del Ministerio de Educación y Cultura, las comunidades autónomas, las diputaciones y los ayuntamientos.
- Aportaciones y el patrocinio de diversas instituciones como cadenas de televisión, fundaciones y empresas.
- Concursos de proyectos cinematográficos.
- Autofinanciación
- Producción cooperativa.
- Imaginación del productor para generar recursos.
Subvenciones y aportaciones de empresas
El Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) del Ministerio de Educación y Cultura ofrece subvenciones sobre proyecto y sobre cortos realizados. La cuantía máxima de la ayuda sobre proyecto es de 30.500 euros por película, siempre que no supere la inversión del productor, ni el 50 por 100 del presupuesto de la película. Para los cortometrajes realizados, la cuantía máxima de la ayuda no podrá superar el 75 por 100 de la inversión del productor. La suma de la ayuda sobre proyecto y la película realizada no podrá superar el coste de la película, y tendrá un límite máximo de 70.000,00 euros.
Algunas empresas ofrecen fondos para rodar cortos. A veces con una simple búsqueda en Google es posible pescar este tipo de oportunidades. Sin embargo, puede tratarse de obras por encargo menos personales o patrocinios de proyectos afines a sus centros de interés.
Autofinanciación
A falta de un patrocinador, siempre nos quedará la alternativa de la autofinanciación y de los recursos que seamos capaces de generar entre nuestro círculo de amigos y colaboradores. En todo caso, aunque en los largometrajes no es habitual que el productor ponga dinero de su propio bolsillo, en los cortos es ineludible comenzar por aquí como punto de partida. En muchos casos se trata de una inversión no recuperable, por lo que hay pocas posibilidades de que encuentre apoyo económico en la industria cinematográfica.
Además de a los propios ahorros se puede recurrir a la ayuda de familiares y amigos, ofreciéndoles incluso participar en el proyecto. Si se cuenta con un grupo de amigos y colaboradores con inquietudes en este campo cabe la posibilidad de poner en marcha una coproducción cooperativa, en la que los participantes aportan capital y trabajo. Para que el proyecto cooperativo salga adelante es necesario que estén claras las condiciones para participar en él y la función de cada uno de los participantes.
Echando mano de la imaginación se pueden conseguir buenos resultados. Así, para financiar su corto Los comensales, la productora Katraska y la directora Diana M. Acosta, además de utilizar las fuentes habituales del ICAA, las fundaciones y las empresas buscaron la solidaridad de sus amigos y contactos en las redes sociales, a través de la página web estadounidense Kickstarter, especializada en apoyar económicamente iniciativas personales. Se trataba de hacer crecer ilimitadamente el círculo de contactos a partir del grupo de amigos. Se proponen como objetivo conseguir una cantidad en un tiempo determinado y, si llegada la fecha no lo consiguen, pierden todas la donaciones.
Por su parte, los productores del ambicioso corto La Victoria de Úrsula,dirigido por Julio Martí y Nacho Ruipérez,pusieron en marcha la campaña “Apadrina un frame” para financiar la postproducción. Las personas que hacían su aportación se convertían en propietarias de un fotograma del cortometraje, de forma simbólica, y participaban económicamente en los beneficios económicos que generara la obra.
Existe asimismo la posibilidad de organizar eventos, como fiestas, y, en último término, utilizar recursos de emergencia, como empeñar el coche.