Llevo toda mi vida en el mundo de la danza contemporánea, de pequeña porque empecé a bailar de manera amateur y acabé viviendo de ello al conseguir entrar en una compañía, y ahora, con 37 años, he montado una escuela de danza de la que estoy muy orgullosa y que, gracias a Dios, funciona muy bien. Toda esta experiencia me ha hecho valorar cosas que noto que otras personas no valoran, es más, a pesar de los consejos médicos de profesionales del sector pasan por alto todo y, después acaban teniendo serios problemas.
¿Sabéis ya de lo que os hablo? Pues sí amigos, hablo de los pies. Desde que abrí la escuela han debido de venir a mi oficina alrededor de 50 o 60 madres de niñas que hacen danza clásica, contemporánea, moderna e incluso funky en mi escuela preguntándome sobre qué tipo de calzados han de llevar sus hijos/as porque se quejan de dolor en los pies. Yo siempre contesto lo mismo: calzado de calidad. ¿Cómo pretende que sus hijos caminen bien, hagan deporte en el colegio y luego vengan a clases de danza y no tengan dolor de pies si llevan puestos unos zapatos del chino de la esquina cuya suela es más fina que una hoja de papel? ¿En serio me están preguntando eso?
Por eso un poco prudentes, lo que hago es recomendarles ciertas tiendas cercanas donde sé que venden calzado infantil de buena calidad, y alguna que otra en este medio por el cual expreso mis opiniones, el miedo. Por ejemplo, ¿de verdad creen que puede ser lo mismo comprar un buen calzado en andandito.com que hacerlo en el puesto del mercadillo que tiene zapatos a 5 euros? A lo mejor, si trabajara en cualquier otra cosa no le daría tanta importancia pero como mi medio de trabajo son los pies, con lo que me muevo, expreso y bailo, los cuido muchísimo y les doy la importancia que merecen.
Esto viene a ser lo mismo que si viene alguien queriendo comparar el marco de fotos que ha comprado en un Domti y que le ha costado 2 euros con el marco de acero que compró mi madre la semana pasada en una tienda de regalos por 25 euros. Puede que el marco del Domti te guste, y que sea muy bonito, pero como le des un golpecito y acabe en el suelo probablemente tendrás que pegarlo con celo. Sin embargo, si tiras el marco de acero, a no ser que rompas el cristal, lo más probables es que no le pase nada y siga en perfecto estado cuando lo levantes del suelo.
CONSEJOS PARA ELEGIR EL CALZADO
Al final he optado por redactar una serie de consejos que voy a repartir en las aulas a todos mis alumnos para que les lleven a su madre información sobre cómo elegir el calzado de los niños. Escoger un buen zapato adecuado evita posibles problemas en el aparato locomotor del niño y, obviamente, dolores innecesarios.
- El zapato debe llegar hasta debajo del tobillo y, en el caso de las botas, ser lo suficientemente flexibles para permitir el movimiento completo de la articulación de tobillo.
- La plantilla del zapato tiene que ser plana y flexible.
- Un calzado sano es plano y con muy poco tacón, para favorecer el equilibrio y salvaguardar las piernas y la espalda. Además, ha de ser lo suficientemente ancho por delante como para permitir a los dedos abrirse y moverse con libertad.
- Se recomienda adquirir un calzado fabricado con materiales naturales que permitan la transpiración, como la piel o el cuero.
- El modelo más adecuado es un zapato que se adapte y sujete bien al pie, y que disponga de cordones o velcro en el empeine. Las chanclas, zuecos o bailarinas no son recomendables porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a hacer un trabajo extra de “agarre”.
- A pesar de haber elegido un calzado correcto, hay que tener en cuenta que los zapatos y zapatillas deben utilizarse sólo unas horas al día. Es recomendable que en casa estén los pies libres, y será suficiente utilizar un calcetín antideslizante o zapatilla de estar por casa, si no existe ninguna contraindicación.
- Hay que probar el zapato con los calcetines puestos y vigilar que haya un espacio de entre 0.5 y 1.5 centímetros entre el dedo más largo y el calzado. Presiona la punta por la parte superior para ver si los dedos la rozan: si es así, el calzado es demasiado pequeño.
- EL mejor momento para probar el calzado es al final del día, cuando los pies del niño están más hinchados. Es recomendable ponerse de pie, para que cargue su peso sobre los dos pies.
- No hay que comprar nunca un zapato de un número mayor con el objetivo de que el niño pueda utilizarlo durante más tiempo. Si el zapato no es justo su talla podría alterar su forma de caminar o crearle ampollas o laceraciones.
- Las enfermedades más comunes por el uso de un calzado inadecuado van desde la deformidad de los dedos y uñeros hasta la tendinitis aquilea, el dolor en la planta del pie, las verrugas o los eccemas a causa de materiales sintéticos. Durante la maduración de la marcha, es necesario realizar revisiones periódicas para comprobar que no existe ninguna complicación, y si la hay, tomar las medidas necesarias para que no afecte a otras zonas, como las rodillas o la espalda.