Montar un espectáculo no es fácil, sobre todo cuando eres amateur, moverlo a nivel nacional mucho menos, y trabajar con una pareja rompiéndose en mil trocitos es ya la hecatombe. Sin embargo así es como he trabajado yo todo el pasado año, metida en una vorágine de acontecimientos y locuras que me han hecho perder casi 10 kilos y al final la obra de teatro se ha ido al garete y la pareja protagonista, y matrimonio en la vida real, se están separando con ferrernavarroabogado.com. Vamos, todo un éxito.
Dicen que de las experiencias se aprende mucho así que yo de esta me llevo un buen listado de cosas que no se deben hacer: para empezar, contar con un matrimonio de actores como protagonistas de la obra. Pero ese fue mi error, y he de cargar con él.
Vivo en un pueblo de la Comunidad Valenciana y soy profesora de Lengua y Literatura en un instituto de secundaria pero mi pasión es el teatro. Conseguí que el ayuntamiento me cediera la casa de cultura durante tres horas, los miércoles y los viernes, para montar una obra de teatro amateur, un musical y empecé a trabajar el año pasado con voluntarios.
Pero el teatro amateur puede llegar muy lejos, hay que reivindicarlo. Hice un casting y, de entre todos los interesados, hubo una pareja que desprendía una química especial, que traspasaba la cuarta pared, y que además cantaban como los ángeles. Quise contar con ellos enseguida y cuando supe que eran matrimonio no le di importancia. Conseguimos que estudiantes del conservatorio tocaran nuestra música en directo como hobby, sin cobrar, el decorado, sencillo pero muy bonito, fue una donación que nos hizo el grupo de bricolaje de la asociación de jubilados quienes, orgullosos, invitaban a todos sus conocidos a ver nuestra obra para enseñarles el decorado que habían construido.
El caso es que, a lo tonto, conseguimos todos lo necesario para estrenar y fue todo un éxito, llenamos el aforo de la casa de cultura e hicimos la representación en tres ocasiones más a petición del Ayuntamiento debido a la gran acogida que tuvimos. A raíz de entonces, nos surgieron algunas invitaciones para actuar en otras casas de cultura de otros pueblos, en universidades, colegios, institutos, asociaciones, festividades y como nosotros somos un grupo amateur que no pensaba tener tanto éxito, ni por asomo, nuestro único precio era que nosotros no pagáramos nada, es decir: si viajábamos ellos pagaban el viaje, si cenábamos fuera por horario, ellos pagaban la cena y si necesitábamos contratar un servicio de transporte, ellos lo pagan pero jamás cobramos nada por la representación.
El caso es que hace unos meses todo se fue al garete. El matrimonio que daba vida a los protagonistas de la obra iba de mal en peor y eso se reflejaba en escena, no había química pero es que tampoco se miraban a los ojos. Pasaron de ser grandes actores a ser pésimos y además la convivencia con ellos era insoportable. Discutían constantemente, los viajes eran insoportables, y al final ya nadie tenía ganas de seguir actuando, aunque nos invitaran a Tocbuntú, daba lo mismo, el caso era no pasar tiempo al lado de ellos.
De esto me llevo tres aprendizajes. El primero es que nunca se sabe cuán lejos puedes llegar así que no debes ponerte metas ni cortarte alas. El segundo es que es mejor fichar a actores que no se conozcan o que, al menos, no sean ni hayan sido pareja. Y el tercero es que a veces, con poco dinero, se puede hacer muchísimo, siempre y cuando quienes trabajan para conseguir que todo salga bien lo hagan con ganas y sin problemas.