¿Habéis visto alguna vez a una bailarina o un bailarín con gafas? Da igual el estilo que siga, desde el clásico hasta el break dance, desde el baile moderno al tribal africano y ¿sabéis por qué? Pues porque si bailas con gafas y eres realmente bueno lo único que conseguirás es romper unas gafas nuevas cada vez que te subas a un escenario, e incluso cada vez que ensayes.
Es lógico pensar que si haces movimientos bruscos y piruetas con cualquier objeto poco sujeto a tu cuerpo posiblemente lo que ocurrirá es que este salga despedido en alguna dirección y acabe lejos de tu vista, nunca mejor dicho cuando hablamos de gafas, y por eso todos los bailarines optan por las lentillas o por la operación con láser para eliminar las dioptrías de sus ojos pero ¿qué ocurre cuando encontramos a alguien que no puede operarse y es incapaz de usar lentillas? Pues tiene dos opciones: bailar a ciegas o no bailar.
Ana es una joven niña de 12 años que tiene muy claro lo que quiere hacer en su vida: bailar. Es buenísima en muchísimos estilos, baila clásico, flamenco y baile moderno como nadie, incluso ha hecho sus pinitos dentro del hip-hop, pero tiene casi 6 dioptrías de miopía en cada ojo y un problema añadido: por la estructura de su ojo no puede ser operada y es incapaz de llevar lentillas, probablemente, por el mismo problema (aunque esto último nadie lo afirma con seguridad). ¿Qué podemos hacer con un caso así? ¿Destruir sus ilusiones? ¿Dejar que baile a ciegas?
Esta última opción habría sido la más válida hace algunos años. De hecho, hay muchos deportistas invidentes que hacen maravillas con su cuerpo pero, seamos realistas, lo tienen mucho más difícil que aquellos que ven correctamente por muchos motivos. Para empezar, deben aprenderse de memoria cada escenario en el que van a actuar para evitar tener accidentes y a eso hay que añadirle la dificultad de los cambios de vestuario y demás problemas que conlleva su ceguera en el mundo del espectáculo.
Tratamientos para frenar o detener la miopía
Hoy en día hay otra opción que no todos conocen y por eso es necesario difundirla en las redes, en los blogs, en los foros y a través de cualquier otro medio que nos permita conseguir que niños con problemas similares a los de Ana no vean frustrados sus sueños. Hablamos del control de miopía.
Hemos habla con uno de los centros más conocidos del país por tratar este problema. Es alarmante el número de niños y adolescentes a nivel mundial que cada día descubren que padecen miopía, algunos aseguran que es una epidemia que de expande sin control y aunque no se tienen claras las causas, hay expertos que culpan a la televisión, los videojuegos e incluso a los deberes extraescolares donde los niños han de seguir fijando la vista tras su horario escolar. Sea como sea, la realidad es que cada vez hay más niños con miopía y cada vez hay más niños que ven limitada su vida debido a las dioptrías que sufren.
Según nos explican, los centrps especializados tienen una solución para ayudar a retrasar o detener la progresión de la miopía, se trata de un método de tratamiento que no sólo puede significar una mejor visión y calidad de vida, sino también una reducción en el riesgo de patologías oculares a largo plazo. El tratamiento consta de dos terapias diferentes, la Orto-K (que corrige la miopía mientras duermes) y las Lentes Amiopik (que frenan y tratan la miopía). Más de 2000 niños ya han sido tratados con este método en el instituto barcelonés del que os hablamos y a todos se les ha ofrecido una solución personalizada diseñada para detener o frenar su miopía.
Puede que no podamos eliminarla pero si la frenamos o detenemos antes de que sea tarde y luego, poco a poco, la vamos corriendo, la calidad de vida de niño mejorará notablemente. ¿No merece eso la pena?